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Desunidos resistimosPortada: Glenn Fabry
Guión: Peter David
Dibujo: Pablo Raimondi
Tinta: Pablo Raimondi
Color: Jeromy Cox
Rotulación: VC - Cory Petit
Theresa Cassidy, alias Siryn, es una mujer religiosa. A pesar de ello, confiesa que en los últimos tiempos se ha entregado por completo a la lucha, toma el nombre de Dios en vano demasiadas veces, envidia el nuevo iPhone de su amiga y no puede dejar de tener pensamientos a cerca de ese chico, Jamie.
Además, está embarazada de él.
Jamie Madrox no es el mismo desde que volvió del futuro. Para colmo, el anuncio de Rahne de abandonar el equipo contribuye aún más a sus nervios. Necesitan más ayuda que nunca, han dejado atrás a Layla y son los únicos miembros formales que quedan de un grupo que se hacían llamar X-Men. Para él, ella no tiene motivos para marcharse, no puede comprender que tenga sus razones, pero lo cierto es que ella no va a abandonar la lucha, se marcha a la clandestinidad, con X-Force, para convertirse en el azote de los Purificadores.
Es su oportunidad de salir de allí antes de que ocurra un desastre, antes de que se cumpla la desgraciada profecía que Tryp le hizo ver, en la que se contemplaba a sí misma con la sangre de Jamie y de Layla en sus garras.
Rictor tampoco puede olvidar el triste futuro que debe estar viviendo Laya. Sabe que volverá, tiene esa certeza, lo que le lleva a creer verla en cada esquina que dobla. Su día se torna negro cuando no sólo recibe una paliza de unos mutantes matones, sino cuando descubre que Rahne se ha ido sin despedirse de él, dejándole sólo una nota.
La lucha de Madrox contra los Purificadores, los que él cree que son los que de verdad le arrebataron a Layla, le lleva a entrar sin cuartel en una de sus bases, aparentemente solo, pero con la ayuda de un arma, y cómo
no, con la de sus duplos. Un auténtico ejército en busca de venganza.
Mientras, Siryn observa esta nueva perspectiva de futuro con unos ojos que nunca antes habían brillado en ella. Desde luego Monet no es tan optimista, pero ella ve lo importante que es cada vida si quieren que su raza sobreviva.
Jamie Madrox no es el mismo desde que volvió del futuro. Para colmo, el anuncio de Rahne de abandonar el equipo contribuye aún más a sus nervios. Necesitan más ayuda que nunca, han dejado atrás a Layla y son los únicos miembros formales que quedan de un grupo que se hacían llamar X-Men. Para él, ella no tiene motivos para marcharse, no puede comprender que tenga sus razones, pero lo cierto es que ella no va a abandonar la lucha, se marcha a la clandestinidad, con X-Force, para convertirse en el azote de los Purificadores.
Es su oportunidad de salir de allí antes de que ocurra un desastre, antes de que se cumpla la desgraciada profecía que Tryp le hizo ver, en la que se contemplaba a sí misma con la sangre de Jamie y de Layla en sus garras.
Rictor tampoco puede olvidar el triste futuro que debe estar viviendo Laya. Sabe que volverá, tiene esa certeza, lo que le lleva a creer verla en cada esquina que dobla. Su día se torna negro cuando no sólo recibe una paliza de unos mutantes matones, sino cuando descubre que Rahne se ha ido sin despedirse de él, dejándole sólo una nota.
La lucha de Madrox contra los Purificadores, los que él cree que son los que de verdad le arrebataron a Layla, le lleva a entrar sin cuartel en una de sus bases, aparentemente solo, pero con la ayuda de un arma, y cómo
no, con la de sus duplos. Un auténtico ejército en busca de venganza.Mientras, Siryn observa esta nueva perspectiva de futuro con unos ojos que nunca antes habían brillado en ella. Desde luego Monet no es tan optimista, pero ella ve lo importante que es cada vida si quieren que su raza sobreviva.
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