miércoles, 22 de noviembre de 2006

Ultimate X-Men #75

ATENCION: SPOILERS

Jean Grey está sentada sobre su cama, cuando Scott entra en su habitación con una caja entre sus manos. Él sabe que es su cumpleaños, pero ella no está de un humor muy bueno, después de lo que ha ocurrido en las últimas semanas, la manifestación violenta de Fenix en ella. A pesar de todo reconoce el detalle de su novio, pero pospone la apertura del regalo para más tarde.

En la puerta del Instituto Xavier para Jóvenes Talentos, El Profesor X sale del coche que lo ha traído de vuelta tras si cita con la lider de la religión Shi’ar, Lilandra. Se encuentra en la gran columnata de la mansión al joven Mercurio, integrante de los Ultimates, que le habla con actitud arrogante. Xavier le pregunta que qué hace allí, y el joven responde entregándole un paquete del mismísimo Nick Furia.

Momentos después, Xavier habla por su ordenador con el jefe de los SHIELD, Furia, y le cuestiona por el significado de la extraña pulsera metálica que ha encontrado dentro de la caja. Furia le contesta que es una medida de protección que sus científicos han ideado para tener controlada siempre a Jean Grey, pues cree que sus crecientes poderes pueden suponer un peligro. Xavier accede a imponerle la pulsera a Jean, señalando que no usará su “persuasión” telepática, sino que todo será con el consentimiento de la joven.

En la sala común, Coloso y Kitty leen, mientras Hombre de Hielo y Pícara juegan a la videoconsola. Pero la ira de esta última se desata cuando Bobby la roza, pues la chica no quiere hacerle daño.

Mientras Coloso y Kitty hablan, Peter la encuentra un poco distraída y se da cuenta de que lago le pasa.

Mientras, Jean Grey llega al despacho del profesor Xavier. Se demuestra en sus palabras la enorme, tal vez a veces irrespetuosa, confianza que Jean tiene con su profesor, lo que a él no le gusta nada. Xavier le muestra la pulsera a Fénix.

En la Sala del Peligro, Tormenta y Lobezno entrenan, tomando como modelos enemigos los nuevos robots inventados por Ironman. Entre ellos hay un tira y afloja, por la gran atracción que ella siente por él, pero también es consciente de que la rechaza, lo que le duele aún más, sabiendo que en un pasado sí que había aceptado a Jean.

Kitty se encuentra a Jean, que lleva la pulsera, en uno de los pasillos, y le pregunta que donde está el profesor Xavier, porque necesita hablar urgentemente con él. Jean le dice que está ocupado, y Kitty no puede más que mostrar más tristeza.

De hecho, el Profesor está haciendo una revisión psíquica a Rondador Nocturno, tras sus actos violentos de los últimos meses. Pero detrás de él, y sin que le de tiempo a reaccionar aparece un hombre, fuerte, de pelo canoso, un ojo brillante, pistola en mano y tres cicatrices idénticas atravesando su cara a modo de las garras de Lobezno. Nada más entrar dice que va a matar a Xavier, y le lanza un aparato que bloquea su ataque psíquico, cayendo inconsciente. Justo cuando parece que va a dispararle Kitty aparece y agarra al extraño llevándoselo lejos del profesor. Pero este asesino parece estar preparado para los poderes de todos y le clava un cuchillo que, a pesar de ser ella intangible, la atraviesa.

Jean aparece y alerta telepáticamente a todos los X-Men. Jean lucha contra él, pero igual que hizo con Xavier, le coloca un aparato que la deja inconsciente. Se arrodilla a su lado y le pide perdón, además le dice que ella nuca entendería lo que va a hacer, pero que es lo que debe ser hecho.

Coloso aparece, apartándolo de ella, y propinándole un gran puñetazo, pero el asesino vuelve a sacarse un as de la manga y le lanza un aparato que se enreda sobre el cuerpo de Coloso dejándolo sin movilidad. También aparece Cíclope, que le lanza rayos con sus ojos, pero que Cable parece rechazar.

Noqueados todos, sólo parecen quedar Tormenta y Lobezno. A Logan le sorprende que el extraño tenga la marca de sus garras en la cara, y le pregunta que si se conocen. Le impone un brazalete a Tormenta que hace que sus rayos se descarguen sobre ella misma. Ya solo con Lobezno, los dos se enzarzan en una encarnizada lucha. Pero para más sorpresa aún de Lobezno, el enemigo saca unas garras de su brazo iguales a las de él, y le dice que se ha pasado treinta años sin factor de curación para ser mejor de lo que él nunca esperaría ser.


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